SAN ANTONIO

CENTRAL

San Antonio es una ciudad con una rica historia que se remonta a la época colonial. Documentos del Archivo Nacional registran que ya en 1679 existía en la zona un presidio en construcción denominado “San Antonio de la Frontera”, como parte de un sistema de doce fortificaciones levantadas a orillas del río Paraguay para la defensa del territorio. Posteriormente, en 1782, los misioneros franciscanos fundaron allí una reducción guaraní, consolidando los primeros asentamientos poblacionales. Durante la época colonial y gran parte del siglo XIX, sus habitantes se dedicaban principalmente a la ganadería y a la actividad portuaria, aprovechando su estratégica ubicación sobre el río Paraguay. Bajo el gobierno del Dr. Gaspar Rodríguez de Francia se levantó un fortín para reforzar la defensa nacional, mientras que en tiempos de Don Carlos Antonio López, el puerto de San Antonio adquirió gran relevancia como punto de salida para los productos agrícolas del Valle de Guarnipitán, que llegaban con rapidez hacia el Río de la Plata. La ciudad también tuvo un rol protagónico durante la Guerra de la Triple Alianza. En sus puertos desembarcaron las tropas aliadas durante la Campaña de Pikysyry, etapa final del conflicto. Ya evacuada, San Antonio fue ocupada por el enemigo antes de avanzar hacia Ytororô, Abay e Itá Ybaté, escenarios de las últimas y más sangrientas batallas del ejército paraguayo. Hacia finales del siglo XIX, la ciudad tuvo un nuevo impulso con su refundación en 1890, liderada por el alemán Gustavo Conrado Goetz, cuyo legado permanece en la memoria local. Posteriormente, en 1903, el ciudadano paraguayo de apellido Quiñónez promovió la repoblación, que se concretó gracias a la llegada de inmigrantes franceses, alemanes, españoles e italianos. En las primeras décadas del siglo XX, la instalación de un frigorífico estadounidense atrajo a numerosos trabajadores y familias, consolidando a San Antonio como un punto de desarrollo económico e industrial. Hoy en día, la ciudad conserva y difunde su memoria histórica a través de su Museo Municipal, que resguarda valiosas piezas relacionadas con su pasado. Otro atractivo es la Iglesia de San Antonio, que resalta por su imponente estructura y el juego de luces que la embellece en las noches, convirtiéndose en un símbolo de identidad local. El río Paraguay continúa siendo el gran protagonista de la vida de la ciudad, no solo por su importancia económica, sino también cultural y festiva. Cada año, la celebración en honor a San Antonio de Padua se viste de tradición con la Procesión Náutica, una de las manifestaciones religiosas y populares más singulares de la región, que reúne a fieles y visitantes en un entorno de fe, música y alegría comunitaria. San Antonio, pintoresca y cercana a la capital, combina historia, naturaleza y tradición, invitando a descubrir en sus calles y en sus riberas un legado que sigue vivo a través de su gente y de sus festividades.

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