El arte y la imponencia de la arquitectura y la escultura jesuítica
han sido plasmados por las manos artistas de los indígenas guaraníes en la
Misión Jesuítica Guaraní Jesús de Tavarangue. Esta obra arquitectónica
del siglo XVII dirigida por el jesuita español Forcada, ha sido declarada
Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1993, por su estado de conservación e
incalculable valor histórico cultural.
Fue fundada por los padres españoles Francisco García y
Jerónimo Delfín en 1685 en las márgenes del Río Monday, y luego trasladada a su
lugar actual, en donde estaba en pleno auge de construcción cuando se decretó la
expulsión de los Jesuitas de tierras paraguayas.
El templo, que posee una estética minimalista en
comparación a la Misión de Trinidad, estaba proyectado como una réplica de la
Iglesia de Loyola en Italia, y como el más grande entre las misiones
existentes. Posee unos incomparables arcos mistilíneos de inspiración morisca
en su pórtico, detalle que lo hace completamente diferente a cualquier otra
Reducción.
En el mismo frente se encuentran dos escudos pentagonales presididos por la
tiara papal. Uno de ellos luce las llaves de San Pedro, indiscutible símbolo
del sumo pontífice; pero el otro posee una imagen única en las Misiones, que
son dos sables cruzados con sus respectivas dragonas, probablemente símbolo del
ejército misionero.
Otro atractivo inigualable es la acústica perfecta en un
templo que no tiene techo, fenómeno que lo puede comprobar el visitante con
facilidad; pues al hablar, aquello que se pronuncia parece ampliarse.
A los costados del altar se conservan las sacristías, con
unos amplios ventanales, desde donde se aprecia un inigualable paisaje que nos
transporta a épocas pasadas. Al lado de la iglesia, se conserva un campanario,
y en su planta baja, el edificio posee un salón techado por una cúpula que se
mantiene en perfecto estado y que además tiene una envidiable acústica.
Las esculturas allí talladas se conservan en la actualidad en
el nuevo templo, entre las cuales se destaca una copia exacta, y hasta más
refinada, del Niño Jesús Alcalde que se encuentra en el Museo de San Ignacio
Guasú.
Un punto a no perder de vista de la Misión Jesuítica Guaraní Jesús de Tavarangue es el tamaño de la plaza, que abandona totalmente el
concepto renacentista de las plazas de las primeras Reducciones, como lugar de
encuentro, y la convierte en el lugar de demostración del poder de la Reducción
misma.
Esta misión ofrece al visitante la posibilidad de transportarse al pasado, a través del video mapping 3D que se realiza de viernes a domingo a las 18:00 h (horario de invierno) y 20:00 h (horario de verano).
Actualmente Jesús de Tavarangue cuenta con un sistema braile y un mirador que permite la conexión visual entre las
misiones de Jesús y Trinidad, así como reconocer el entorno que rodea el
complejo y su desnivel, con una rampa de acceso de modo a facilitar
a las personas con discapacidad su utilización. Un aparcamiento de 2 plazas reservadas
para personas con discapacidad, de 5,00 x 2,50 m. cada una y zona de
transferencia compartida de 5,00 m. de longitud y 1,50 m. de ancho.
Además de una boletería a doble altura que permita la aproximación de una persona en
silla de ruedas.
Para obtener mayor información puede contactar al teléfono +595 986 633 651
o ingresando a misionjesuspy.blogspot.com