La influencia franciscana se renueva cada 2 de febrero en Capiatá
con motivo de ser esa fecha la fiesta patronal en homenaje a la Virgen de la
Candelaria. Los devotos concurren al templo con sus candelas, que son
bendecidas y posteriormente conservadas por las familias durante todo el año
para encenderlas en ocasiones en que exista temor a calamidades naturales o
haya necesidad de rogar alguna gracia para restablecer la salud de un miembro
de la casa.
Un sinnúmero de actividades profanas y litúrgicas se realizan con
motivo de los festejos, siendo el oficio religioso el acto central de esos días
movilizando a todas las comunidades del distrito.