Los devotos del distrito de Minas, Emboscada, cada 24 de julio
recuerdan a su santo patrono en una celebración que conjuga los ritos católicos
con los afroamericanos e indígenas. La festividad incluye serenatas y la santa
misa en la que participan, además de los pobladores, los “guaicurú ñemondé”;
promeseros que visten disfraces de plumas, caretas o máscaras de trapo, en
honor al santo y a sus antepasados.
Tras la misa, los devotos participan de una procesión, acompañada
con música y bombas de estruendo, en los alrededores de la capilla erigida a
San Francisco Solano. Los “guaicurú ñemondé”, ofrecen sus danzas al patrono al
son de tambores y platillos, así, los promeseros renuevan su fe cristiana.
Todo esto va seguido de una comilona en torno a una romería instalada
en los alrededores del templo.